Todas las entradas por virgisa

Dios sigue siendo Dios, aún en tiempos de pandemia (Cap. 3)

Lo que más nos golpea en una pandemia global es la confianza en que Dios es justo, santo y bueno. Si Dios va a ser nuestra Roca, Él debe ser justo. Una Roca injusta es un espejismo.

Así que, necesitamos preguntarnos, ¿qué son la santidad, la justicia y la bondad de Dios? Porque si no sabemos qué son, ¿cómo sabremos si este virus las ha desmoronado? ¿O cómo sabremos si, en cambio, son de hecho los fundamentos eternos de la Roca que nos salva?

La Biblia muestra la santidad, justicia y bondad de Dios no como idénticas, sino como entrelazadas.

Santidad: valor trascendete e infinito

La santidad es estar separado, pero de manera diferente a como se conoce ordinariamente, pues, aplicado a Dios, implica que Él es tan único que su separación trasciende otras realidades. Él es autoexistente, completo, perfecto. Así que, Él posee el valor más grandioso, como la fuente de toda realidad y todo valor.

Hay un solo Dios. No tres. Pero este Dios único existe en una unidad misteriosa y verdadera entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; cada uno de ellos eterno y sin principio. Cada uno verdaderamente Dios.

Así que, la santidad no significa que Él está solitario y sin amor en su altura infinita. Dios el Padre conoce y ama al hijo perfecta, completa e infinitamente (Marc. 1:11; 9:7; Col 1:13). Dios el Hijo conoce y ama al Padre perfecta, completa e infinitamente (Juan 14:31). El Espíritu Santo es la expresión perfecta, completa e infinita del conocimiento y amor entre el Padre y el Hijo.

¿Por qué esto importa? Porque esta trinidad perfecta es esencial para definir la llenura y perfección de Dios. Es esencial para su santidad.

La santidad se entrelaza con la justicia

Ser santo no solo significa estar separado y ser trascendente, sino también ser justo.

El estándar de la justicia de Dios es Dios mismo. El fundamento bíblico de este principio es el siguiente: «Él no puede negarse a sí mismo» (2 Tim. 2:13). Él no puede actuar en una manera que niegue su propio valor infinito, belleza y grandeza. Este es el estándar de lo que es correcto para Dios.

Esto significa que la dimensión moral de la santidad de Dios -su justicia- es su inconmovible compromiso en actuar de acuerdo a su propio valor, belleza y grandeza. Cada afecto, cada pensamiento, cada palabra y cada acto de Dios siempre será consistente con lo anterior. Si Dios negara todo esto, el estándar estaría roto y sería un Dios injusto.

La justicia se entrelaza con la bondad

La bondad de Dios no es idéntica a su santidad o su justicia, pero están ligadas entre sí, porque su santidad desborda en bondad, y su justicia guía a que ella sea repartida. Nunca se contradicen entre sí.

La disposición de ser generoso, de bendecir a los seres humanos, es la bondad de Dios. Su plenitud y perfección trascendentes -su santidad- es como una fuente que desborda, pues Dios no está necesitado. Así que, nunca explota a nadie para compensar alguna deficiencia en Él. En cambio, su impulso natural es dar, no tomar.

«Dios ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.» (Hechos 17:25).

Pero su bondad no está desconectada de su justicia. Es por eso que esta última involucra el castigo final. Cuando Dios castiga al impenitente en el infierno, Él no está otorgándoles su bondad, pero eso no hace que deje de ser bueno. Su santidad y justicia gobiernan el hecho de derramar su bondad.

Esta es la razón por la que su bondad fluye especialmente hacia aquellos que le temen y se refugian en Él. Esto es porque semejante reverencia y fe son reflejo del valor, belleza y grandeza de Dios (Rom.4:20). Así que, la justicia de Dios lo inclina a afirmar esa clase de actitudes que le honran.

«¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres!» (Salmos 31:19).

Sin embargo, la reverencia y la fe no se ganan la bondad de Dios, pues el pecador es dependiente y no puede ganar nada de parte del Señor. La bondad de Él hacia el pecador es siempre gratuita e inmerecida.

¿Qué hay del coronavirus, entonces?

Aunque desglosaremos esto mejor en el siguiente capítulo, lo que hemos visto en este tiene el propósito de mantenernos alejados de saltar a la conclusión de que el dedo de Dios en el coronavirus desacredita su santidad, su justicia o su bondad. No somos tan ingenuos como para igualar el sufrimiento humano a la injusticia divina; o bien, pensar que Dios ha dejado de ser santo o bueno por la manera cómo gobierna este mundo.

Todos somos pecadores. Sin excepciones. Todos hemos intercambiado la gloria de Dios (Rom 1:23; 3:23). Merecemos su ira y el castigo eterno por tal conducta vergonzosa de deshonra hacia la gloria de Dios. La Biblia dice que «somos por naturaleza hijos de ira» (Ef. 2:3), lo que significa que Dios puede ser santo y justo, aún cuando retrae su bondad de nosotros.

El coronavirus, entonces, no apunta a impiedad por parte de Dios, o injusticia o falta de bondad. Nuestra Roca, en estos días turbulentos, no es injusta ni impía.

«No hay santo como Jehová; Porque no hay ninguno fuera de ti, y no hay refugio como el Dios nuestro.» (1 Sam. 2:2).

Nuestra Roca no es un espejismo.


Este es un pequeño resumen del 3er capítulo del libro, originalmente en inglés, “Coronavirus and Christ”, recientemente lanzado por el Pastor John Piper, para descarga gratuita en el sitio web de su ministerio, www.desiringgod.com

Continúan en el siguiente post los capítulos posteriores.

Puedes leer los capítulos 1 y 2 aquí.

Cristo y el coronavirus: Ven a la Roca (Cap. 1 y 2)

Estoy movido a escribir porque las probabilidades son un lugar frágil donde poner tu esperanza. Hay una mejor manera, un mejor lugar para pararse: una Roca de certidumbre en vez de la arena de las probabilidades.

Solo Cristo. Por su muerte no hay ira contra mí (1 Ts. 5:9-10). No porque yo sea perfecto, pues mis pecados, mi culpa, mi castigo cayeron sobre mi Salvador, Jesucristo. Él murió por nosotros. Eso es lo que la Biblia dice. Así que, estoy libre de condenación, culpa y castigo. Estoy seguro en el misericordioso favor de Dios. «Vivas o mueras, estarás conmigo», dice Dios en Su Palabra.

Esto es muy distinto a descansar en lo que pudiera ser si viene el cáncer o el coronavirus. Esta es una Roca firme bajo mis pies. No es frágil, y me gustaría que fuera también tu Roca.

¿Es la Roca sólida solo en el tiempo «eventual»?

Alguien podría decir a lo anterior: «La gente religiosa como tú encuentra esperanza solo en lo por venir. Pero, ¿dónde está Él ahora, durante la pandemia del coronavirus?«.

Bueno, si no fuera el coronavirus, podría ser el cáncer o cualquier otra calamidad que viniera en cualquier momento. La Roca de la que hablo trae esperanza ahora, y la esperanza es poder en lo presente. ¿Por qué? Porque la esperanza evita que la gente se suicide – ahora. Ayuda a la gente a levantarse e ir a trabajar – ahora. Da significado a la vida diaria, incluso mientras estamos encerrados, en cuarentena – ahora. Libera del egoísmo, el temor y la avaricia – ahora. Da fuerza al amor y para tomar riesgos y sacrificios – ahora.

Así que, ten cuidado con despreciar lo por venir, porque puede ser que cuando lo «eventual» es hermoso y seguro, tu presente, aquí y ahora, es dulce y fructífero.

Mi objetivo es mostrar por qué Dios en Cristo es la Roca en este momento de la historia, en esta pandemia del coronavirus, y lo que es estar parados en su poderoso amor.

Un fundamento sólido

Escasamente alguna página en la Biblia es irrelevante en esta crisis. La fe bíblica no es un salto en la oscuridad, y se llama fe, no porque no tenga fundamento, sino porque involucra confianza.

Jesús no llamó a los creyentes ciegos, sino a los incrédulos (Mat. 15:13-14), pues «viendo, no ven». La fe salvadora en la Palabra de Dios está basada en «ver». Pero realmente ver.

¿Ver qué? La Biblia lo responde así: Satanás hace todo lo que puede para cegar «las mentes de los incrédulos, para evitar que vean la luz del Evangelio de la gloria de Cristo, quien es la imagen de Dios» (2 Cor. 4:4).

En otras palabras, hay una clase de luz espiritual que brilla a través del Evangelio – la historia bíblica de la salvación. Esto no es magia. No es místico, en el sentido de ser algo que «vemos», pero que realmente no está ahí. Jesucristo es la clase de persona divina cuya moral y gloria espiritual sobrenatural -su belleza, valor y grandeza- brilla a través de Su Palabra. Esto autentica la Escritura como verdad.

Yo creo que cada uno tiene un molde en su corazón con la forma de Cristo. ¿Por qué? Porque ningún hombre puede consolar nuestras almas en esta pandemia, de la manera que Dios puede (Sal. 34:18-19). Su consuelo es inconmovible. Es este consuelo de una grandiosa y altísima Roca en el mar tormentoso. Proviene de Su Palabra, la Biblia.


Este es un pequeño resumen de los dos primeros capítulos del libro, originalmente en inglés, «Coronavirus and Christ», recientemente lanzado por el Pastor John Piper, para descarga gratuita en el sitio web de su ministerio, www.desiringgod.com

Continúan en el siguiente post los capítulos 3, 4 y 5.

Cristo y el coronavirus

A propósito del tema más relevante estos días, el pastor John Piper ha recién publicado un audiolibro (y también en formato PDF) llamado «Cristo y el Coronavirus». En este maravilloso material escrito a finales de marzo de 2020, de poco más de 100 páginas, él divide en dos partes los siguientes temas principales: 1. El Dios que reina sobre el coronavirus, y 2. ¿Qué está haciendo Dios a través del coronavirus?

En la primera parte se dedica a exaltar a Dios, y a señalar sus atributos de soberanía, bondad, justicia y amor. Todo esto con el propósito de que los lectores conozcan más al Señor, y sepan que, sin importar la circunstancia, hay una confianza todo bíblica y todo segura que podemos poner en la Roca, Jesucristo.

En la segunda parte del libro hay siete puntos que el pastor Piper sugiere, basándose completamente en las Escrituras, acerca de lo que Dios está obrando a través de la pandemia; tanto para creyentes como para no creyentes.

Es una obra sencilla pero muy, muy profunda y que abre los ojos sobre lo que está pasando a la luz de la eternidad.

Al final, hay una sentida oración que todos haríamos bien en imitar.

El libro está solamente en inglés (por ahora), y está disponible para descargar gratis en www.desiringgod.org. Es por eso que me tomaré la libertad de hacer algunos posts, consecuentes a este, sobre fragmentos muy relevantes y que, tengo la esperanza, puedan ayudar a todo el que se tope con este blog a entender más la situación actual desde una perspectiva divina, y más orando que Dios tenga misericordia de muchos y los traiga al verdadero arrepentimiento y fe salvadora en Jesucristo.

 

Jacarandas

Dile que es de noche y que lo quiero mucho,
Que las jacarandas son bonitas,
pero que no se tarde mucho mirándolas
y ponga sus ojos a lo humano que le llama.

Dile que me gustó lo que se puso y lo que se quitó,
Lo que tiene de nacimiento y lo que no me muestra todavía.

Dile que le escribo,
Que le pienso,
Que no demore,
Que seré feliz si contesta
Y aún más si viene.

Urgencia

Parece que no basta una pandemia para que las capas vuelen.

Evidencia desgarradora de la influencia bárbara de las construcciones sociales y el miedo.

Reprime, desola, entristece, desespera.

Y no es que yo sea parte de ello, pero me callo porque, aunque lo he intentado, no hallo manera de penetrar tus capas.

Entonces, no depende de mí.

Si por mí fuera, hace rato que mis labios secos se hubieran calmado el ardor con los tuyos.

No sabes la urgencia que tengo de decirte.

Mi corazón clama al cielo, casi que con gritos indecibles, que tú y yo estemos puestos en la misma parada, esperando el mismo semáforo.

Vaya que una coincidencia así solo podría ser obra divina, porque no encuentro racionalmente otro modo.

Es algo complicado esto.

¿Por qué no me amas de una vez? Si yo te amo desde antes.

Cristianos del Espíritu Santo oscilantes

Yo veo el pecado del futuro como el mal empleo del tiempo libre. Esto no tiene que ver nada con una oportunidad de pasarse unas semanas de vacaciones.

No es el tiempo que se emplea en un viaje turístico por Europa o por Tierra Santa. No es una excursión de caza o de pesca. No son las horas pasadas cabalgando sobre las marejadas en un acuaplano, ni deslizándose sobre patines acuáticos, ni paseando en bote o a caballo. Todas estas cosas son lícitas y buenas en sí mismas.

Yo estoy refiriéndome al tiempo que se pierde. El tiempo que uno tiene para sí mismo, para escoger qué va a hacer con él. Tiempo que pudiera ser empleado para leer la Palabra de Dios. Tiempo que pudiera pasarse en el cuarto secreto hablándole al Padre Celestial.

Veo a Satanás venir de nuevo para acusar al cristiano de los últimos tiempos:

¡Mira al cristiano de estos últimos tiempos, el enviciado con la televisión! Míralo -horas y horas dedicadas para novelas en series televisadas, comedias, deportes- pero no tiene tiempo para estar a solas con Dios.

Este cristiano desconecta a Dios con un conmutador. Va de caza, de pesca, de viaje; juega al tenis, al golf y al baloncesto. Va al cine y a fiestas, y se ha vuelto callejero, peor no tiene tiempo para leer su Biblia u orar. ¿No es este el cristiano de los últimos tiempos, que se supone que ande por la fe? ¿No es este aquel cuya fe vencerá al mundo? ¿No es este aquel que va a prepararse para los días de persecución y de caos mundial que vienen? ¿Son estos cristianos buscaplaceres sobre los cuales el fin del mundo va a caer?

El mayor pecado del futuro contra Dios no es deshonrar el cuerpo, satisfacer la carne, ni siquiera blasfemar su nombre. El pecado más grande contra Dios ahora es simplemente ignorarlo a él, en un día y una época en que él está llamando tan claramente.

Vea una evolución irónica. Los cristianos de estos últimos tiempos, que viven tanto más cerca del retorno de Cristo que los primitivos cristianos, pasan el menor tiempo de todo en su presencia.

El mensaje de juicio que viene y del retorno de Jesucristo no será comprendido por tantos cristianos, por la misma razón que por el mensaje y la sentencia pendiente no penetraron hasta el corazón de la generación de Noé – porque estaban tan enamorados del placer de comprar, vender, plantar y hacer el amor.

 

Fragmento del libro «La Visión», de pastor David Wilkerson. Apartado «Cristianos del Espíritu Santo oscilantes»; páginas 65, 66 y 67.

Tú eres

Una acción se vuelve hábito a los 21 días de practicarla continuamente, dicen.

¿Y si nos decimos cosas bonitas más seguido? Nos sorprenderíamos de buscar en nuestro interior y abrir un almacén repleto de pensamientos, sentimientos e intenciones hacia otras personas que, sin darnos cuenta muchas veces, tienen un asiento en nuestro corazón; algunos están a la puerta y otros mirando por la ventana. Pero están.

Hoy te digo…¿qué te digo?

Que eres un océano con mucha vida por dentro, con sorpresas y cosas que yo no imagino, y que me gustaría ver más de cerca.

Eres paciencia, eres ímpetu.
Eres sabiduría, eres juventud.
Eres humildad, eres ambición.
Eres ternura, eres firmeza.
Eres risa, eres consuelo.
Eres luz, eres intimidad.
Eres entrega, eres desapego.
Eres generosidad, eres reserva.
Eres fe, eres diligencia.
Eres templanza, eres aventura.
Eres amor y eres amado.

Tú eres.

 

Originalmente escrito el 7 de julio de 2019.

Soundtracks Sabineros en tiempos de pandemia

Les confieso que antes no me gustaba Sabina. Es más, hasta decía que quería «darle un jarabe para la tos» (jajajaja). Peeerooo…la vida da muchas vueltas, y la gente cambia. No sé, será que ya se me están «aseñorando» los gustos. Lo cierto es que desde hace un tiempo vengo conociendo al poeta de Úbeda, y ahora más, que en confinamiento por la pandemia me ha dado más oportunidad de escuchar con detenimiento, y hasta de imitar a la espectacular Mara Barros cuando le hace el previo a «Y sin embargo».

Pero bueno, el punto de este post es que mi creatividad se puso a volar y creé una playlist de canciones de Joaquincito, la cual titulé «Sondtracks Sabineros en tiempos de pandemia». ¿Que por qué se me ocurrió semejante locura? xD Porque, prestando mucha atención a las letras, descubrí que Sabina es un artista adelantado a sus tiempos, y hay frases que se adaptan muy bien al tiempo presente.

¿No me creen? Ahí les va la lista. Reproduzcan con confianza, puse las canciones en el minuto preciso 😉

1. «Cerrado por derribo»…Porque #Coronavirus

Este virus que no muere ni nos mata
Esta amnesia en el cielo del paladar…

2. ¿Y cuánto más durará el confinamiento?…«19 días y 500 noches»

19 días…19 días…19 días…y 500 noches

3. ¿Y cómo te sientes?…«Calle melancolía»

…Como una enredadera
Que no encuentra ventanas
Donde agarrarse, soy
Esa absurda epidemia
Que sufren las aceras
Si quieres encontrarme
Ya sabes dónde estoy…

4. ¿Y qué tal va el home office?…«Y sin embargo»

Porque una casa sin ti es una oficina
Un teléfono ardiendo en la cabina
Una palmera en el museo de cera
Un éxodo de oscuras golondrinas

5. ¿Y le extrañas?…«Donde habita el olvido»

Y la vida siguió
Como siguen las cosas
Que no tienen mucho sentido
Una vez me contó
Un amigo común que la vio
Donde habita el olvido

6. ¿Y si le da Coronavirus a los alguno…o a los dos?…«Contigo»

Y morirme contigo si te matas
Y matarme contigo si te mueres
Porque el amor cuando no muere mata
Porque amores que matan nunca mueren

7. ¡Válgame, y dicen que el encierro durará todo abril…!«¿Quién me ha robado el mes de abril?»

¿Quién me ha robado el mes de abril?
¿Cómo pudo sucederme a mí?
¿Quién me ha robado el mes de abril?
Lo guardaba en el cajón
Donde guardo el corazón

¿Qué tal te pareció? Yo me divertí mucho haciendo esto, todo sea por amenizar los días, y con música es mejor. ¡Ánimo a todos y feliz inicio de mes!

Recordando a Octavio Paz

Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura en 1990, fue un ensayista y poeta nacido en Coyoacán, un día como hoy, hace 106 años.
Su obra literaria incluye más de 20 poemarios, casi 30 libros de ensayo, además de sus traducciones y obras completas, como “Libertad bajo palabra”, “El laberinto de la soledad”, “El arco y la lira”, “¿Águila o sol?», entre otras.

Seguir leyendo Recordando a Octavio Paz

¿Qué haces en tiempos de Covid19?

Por Virginia Larrazábal

Este tiempo es insólito. Estamos en casa confinados, mientras afuera se desata un caos de salud y económico que nos cambió las dinámicas.

Hoy es tiempo de abstenerse de abrazar (Ecl. 3:5b). Cosas tan simples, ¿las valoramos ahora?

Tienes dinero y no puedes usarlo más que para no pasar hambre y comprar alguno que otro entretenimiento. Tienes ropa y maquillaje y no puedes lucirlo afuera a nadie. Tenías una rutina y planes que estuviste todo el primer trimestre del año trazando y, ¿adivina qué? “Todo se derrumbóóó” (como la canción).

¿Qué nos dice eso? Que todo aquello en lo que hemos puesto nuestra confianza son meros castillos de arena. ¡No puedes ni acercarte a tus amigos o seres queridos! Así que, si ellos han sido tu refugio, hoy día hay que conformarse con una ventana virtual.

Podrías decir: “Exageras, esto es temporal”. Sí, espero en Dios que sí, pero no sabes cuánto se va a prolongar. Adaptarse no es el problema, sino que no quieras darte cuenta del verdadero propósito de esta contingencia que tiene al mundo patas pa’rriba. Incluyendo también tu pequeño mundo, y el mío.

El Señor está hablando en este tiempo. Y no estoy promoviendo doctrinas raras, ojo. Pero Su Palabra es clara cuando dice que oiremos de rumores de guerras, hambres y pestes, pero aún no es el fin, sino que son principios de dolores (Mateo 24; Lucas 21).

Mucha gente está muriendo de aburrimiento en su casa, más que las lamentables cifras del Covid19. Y yo cito las palabras del puritano Matthew Henry: “Debería ser asunto de todos los días prepararse para nuestro último día”. Esto es un llamado a gritos de parte De Dios para que te ocupes en tu eternidad. Dicen que hoy estamos, mas no sabemos, ¿y a ti te importa eso? Debería.

Pierdes la lección si te encierras solo a ver Netflix, a quejarte y a vegetar en espera de un superhéroe. La Biblia dice en el Salmo 90:12:

“Ensénaños a contar nuestros días de tal manera que traigamos al corazón sabiduría”.

El llamado es este:

Isaías 55:6-8

Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.

 

¿Qué vas a hacer los días que te quedan de encierro? Y más importante, ¿cómo vas a reanudar “tu vida normal” una vez que salgas de él?

Hay que darnos cuenta de que Cristo es la roca en la que tiene que estar anclada nuestra vida, porque todo lo demás arena es, como dice una canción que pondré más abajo en este post.

 

El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. (1 Juan 5:12).

Si el centro de tu vida siguieren siendo todas lo que nombré al principio, las cosas que perecen y que no tienen peso eterno, estás vacío verdaderamente. Pero si todo lo que es a Cristo, aunque se muevan las montañas y tiemblen las colinas, tu vida estará anclada en Aquel que no cambia ni se muda con el tiempo, el único Fiel y Digno en quien tenemos una esperanza segura y que cumple todas sus promesas.

Te invito a venir a Cristo hoy.