Hoy amanecí con muchos pensamientos alrededor de este versículo. En el contexto del capítulo, Pablo recorre un duro camino de sentencia sobre la responsabilidad del hombre y su desviación de la vida de Dios.
Aunque parezca completamente sorprendente, la Palabra dice que sí hay quienes, aún conociendo la verdad y el resultado, continúan en la práctica del pecado. Sería lo mismo decir que alguien, sabiendo que va a terminar completamente incendiado, se eche encima un bidón de gasolina, salte y baile sobre el charco, y después se acerque a una fogata.
Entre otras cosas, 1ra de Juan dice que el que practica el pecado es del diablo, y el que no tiene la simiente de Dios, no ha nacido de nuevo. No voy a pedir que Dios tenga misericordia porque ya la tuvo al entregar a Cristo Jesús en propiciación por los pecados de la humanidad, ahora lo que hay es que predicar a ese mismo Señor que nos limpia de toda esa horrenda inmundicia condenatoria de la cual se habla en Romanos.