Dicen que cuando hay luna llena las olas del mar se alborotan, volátiles, impetuosas,
rompiendo el viento y llevándose por delante la quietud de la oscuridad.
Pues no es casualidad que yo misma me convierta en una ola,
mayormente cuando tengo la costumbre de las mujeres o cuando la gripe me inunda la cabeza,
recordándome un buzón de mensajes vacío y un ausentismo gritón que me ensordece la mente.
Reconozco que a veces (o casi siempre) exagero, las olas arrastran lejos los escombros ambulantes,
seguramente pasada esta noche todo volverá a la calma, pero en este momento, solo ahora déjame extrañarte a rabiar,
voy a pensar que mi incesante pensar te produce un golpeteo que no te deja dormir.
Sí, vamos a pensar eso, de todos modos no hay poesía que haya sido escrita sin un poco de locura.
Virginia L.
«Sí, vamos a pensar eso, de todos modos no hay poesía que haya sido escrita sin un poco de locura»…
Hermoso!! , VirginiaL.